Por Raúl Germán Bautista.- El Paseo Marítimo Malecón de Santo Domingo, una obra de infraestructura que tuvo una inversión de 320 millones de pesos y abarca 3.5 kilómetros desde la avenida Abraham Lincoln hasta la José Núñez de Cáceres, se afea cada vez que sus visitantes nocturnos dejan desperdicios sólidos.
Aunque este espacio fue concebido como un punto de encuentro para actividades recreativas al aire libre, y una iniciativa para embellecer la ciudad y fomentar el turismo, hoy enfrenta serios problemas de contaminación.
Basura se acumula en distintas zonas del malecón, generadas principalmente por quienes frecuentan el lugar, especialmente durante la vida nocturna de los fines de semana.
La falta de un protocolo claro entre para los usuarios de esas partes del Malecón ha permitido la creación de pequeños cúmulos de basura a pocos metros del Mar Caribe.
Esta situación no solo afea el entorno, sino que representa una amenaza directa al ecosistema marino, ya que los residuos, pudieran ser arrastrados por el viento o la lluvia y terminar fácilmente en el mar.
Cuando la obra fue inaugurada, la alcaldesa Carolina Mejía afirmó que “la transformación de Santo Domingo tiene que seguir, un compromiso por no volver al pasado, por más orden, por más obras, por un mayor bienestar, por una mejor capital”.
Sin embargo, para cumplir con ese compromiso, es urgente implementar medidas efectivas que impidan la acumulación de desperdicios y preserven el propósito original del malecón como un espacio de esparcimiento limpio y seguro.
Los transeúntes reclaman mayor vigilancia, educación ambiental y operativos constantes de limpieza, que aunque reconocen que existen, alegan que deberían evitar estos cúmulos en este emblemático lugar de Santo Domingo.